Archivo por días: 5 May, 2011

Pueblo Pech – Mitos y ceremonias

B_Pueblos Originarios
La historia mítica del Pech habla que este pueblo es hijo del rayo («Mua mua»:»el abuelo») y que los rayos, en épocas anteriores fueron Pech que vivieron sobre la tierra y que lucharon por exterminar a los gigantes caníbales representados por Takascró, jefe de esta raza, pero antes se batieron contra sus guerreros, los Chaca-Chacay, que eran enormes lagartijas.
En el mundo social pech todas las actividades (productivas, sanitarias, sociales etc.) llevaban implícito un carácter religioso; la naturaleza, la sociedad y el hombre se consideraban una totalidad indisoluble.
Las prácticas de cacería ancestral incluían el reconocimiento de que cada animal tenía un espíritu protector o dueño, a los que había que celebrarles una ceremonia de agradecimiento, además debían compartirla, acto que equivalía a dar gracias por lo obtenido.
El número nueve tenía una especial importancia: el abuelo decidió crear 18 dioses, 9 varones y 9 hembras. En el mito de la procreación de 9 varones por una mujer pech, ésta va al río 9 veces, es custodiada por 9 «wataes» (sacerdotes, curanderos, chamanes, jefes tribales) en la gestación, y a los 9 meses da a luz a 9 niños, los cuales a los 9 días de su nacimiento son festejados. Esta idea del número nueve puede estar asociada a la de la vida, que viene a través de la gestación.
Era el hijo menor, el «kako», el que se elegía por los «wataes» para que aprendiera el conocimiento de la naturaleza. Este personaje debía conocer el corazón de los cerros, el fin del mundo, los cuatro horcones que sostienen el universo, la tierra y sus orígenes, los diferentes estados que hay en la superficie del universo, las sirenas de 9 ojos, madre de los peces, etc.
La madre de los 9 pech se convierte en montaña, observándose en esta manifestación otro símbolo de la unión entre el origen,
la naturaleza y los pech. El cielo también dispone de su propio gobernante con 9 ojos, paralelo y con el mismo poder que el «Kako» o «Patakako» de la tierra.
El Patakako
El rayo es el abuelo (Mua mua) que fecundó a la madre primordial mediante la espuma que se convierte en portadora de la fecundidad de la creación cósmica. El Patakako es el Dios terrenal que por enseñar al hombre lo desconocido y los bienes culturales se convirtió en mortal.
Su imagen continúa en la persona de los «wata».
Wata
Además de los visible, para los Pech existían niveles invisibles ubicados arriba y debajo de la tierra, éstos son malos y es deber del wata conocerlos para poder proteger a su pueblo, por ello tenía poderes para hablar con los espíritus; los dueños de la selva, o la madre de los animales.
Estos sacerdotes o chamanes daban consejo a los cazadores y pescadores, y eran los encargados de las ceremonias principales como las de Quech-Katoka (rito propiciatorio y de agradecimiento) al igual que tratar a los enfermos que han sido mordidos por la serpiente barba amarilla.
Barba Amarilla
La serpiente barba amarilla proviene del inframundo y posee ciertos poderes como el de esconder las medicinas que deben buscarse en el bosque para curar la picada causada por ella misma. El sonido del viento entre los árboles y el canto de algunas aves son también relacionados con el mundo de los espíritus.
    
Ceremonias:
Keschka (mordida de culebra)
Esta se realizaba cuando una persona era mordida por una culebra.
El curandero y el enfermo se iban al río a tempranas horas de la mañana; estando en el río el curandero formaba una especie de culebra con cera sobre una tabla de madera de mas o menos una cuarta; en uno de los extremos se colocaba un ocote de pino encendido, seguidamente esta se colocaba en el río para que la corriente se lo llevara.
Luego se obligaba al enfermo a bañarse. Al regresar a la casa lo esperaban familiares y amigos para realizar la ceremonia mientras el curandero preparaba el remedio o la medicina de hierbas.
Ritual para la lluvia
Cuando el verano es prolongado y no llueve, los Pech bañaban a los gatos, como un rito de rogación.
El rito de iniciación de los Wata
Debía ser soltero y joven, no importaba el sexo; se debía internar en la selva y permanecer allí durante 30 días y noches, hablando con los espíritus. Este rito de iniciación era el paso necesario para que el Wata pudiera representar los intereses de los Pech ante ellos.
El Sunwata
Era un chamán que a través de sus sueños recibían avisos directamente del dueño de los animales avisándole los días favorables para la caza y pesca. Para realizarlas el Wata tenia que realizar ceremonias para agradarles, y respetar rigurosamente las normas de pedir permiso antes de emprender estas empresas; cazar lo que necesitan, no desperdiciar y compartir por igual.


Padre e hija Pech

Ellos se autodenominan «Pech» («gente»), para referirse a los demás utilizan los términos «Pech-akuá» («la otra gente»). Los nombres «Payas», «Payar», «Poyers», «Palyers», «Pahayas», con los que algunos los refieren, son considerados peyorativos pues hacen alusión a «bárbaro» o «incivilizado»
Aunque algunos autores sostienen que hablaban una lengua aislada, la opinión de mayor consenso la ubica dentro de las lenguas Chibcha.
Sus asentamientos ancestrales, fueron las tierras bajas del este de la actual Honduras, en la región conocida como La Mosquitia. Durante la colonia ocuparon los territorios comprendidos entre los ríos Aguan y Patuca.
Vivían en pequeñas aldeas, construidas sobre colinas cerca de las quebradas.
Su economía se caracteriza porque su producción es a nivel de subsistencia, todo se consume según las necesidades, no se crean excedentes.
Durante el siglo XVI la región habitada por los pech formaba parte de la provincia de Varaguas o de Cartago, que se extendió desde Panamá hasta el cabo Gracias a Dios. Posteriormente, La Mosquitia. fue constituida como parte de la provincia de Tegucigalpa. Según estudios realizados, los conquistadores tardaron mucho tiempo en penetrar el área Pech. La primera expedición se llevó a cabo en 1564.
A partir de 1985, los Pech se organizaron en una Federación de Tribus. La Federación de Tribus Indígenas Pech de Honduras (FETRIPH), que está integrada por diez tribus asentadas en los departamentos de Olancho, Gracias a Dios y Colón, con un total aproximado de 3.000 miembros

Fuente: Proyecto «Cultura del Agua» UNESCO 
extraído de:  pueblosoriginarios.com

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