Bachué es la madre primigenia del pueblo Muisca. Fue diosa de fuentes de agua como manantiales y arroyos.
Bachué, bella y esbelta, había emergido de la laguna de Iguaque, con un niño pequeño en brazos, se sentó a la orilla de la laguna y espero que su hijo creciera, cuando éste alcanzo la edad suficiente, se casaron y tuvieron muchos hijos: los Muiscas.
Bachué enseño preceptos como la paz y la convivencia a los primeros pobladores, les enseñó a cazar, cultivar, respetar las leyes y adorar a los dioses. Bachué fue tan buena, que los mismos Muiscas se referían a ella también como Furachoque (Mujer Buena).
Tras haber poblado el mundo y haber dejado sus enseñanzas, la diosa volvió junto con su compañero y se convirtieron en serpientes al ingresar a la laguna sagrada de Iguaque; ese día los Muiscas, a pesar de su tristeza sabían que Bachué, su madre, era feliz.
Se le rindió culto junto a la figura de su consorte, en un santuario especial ubicado posiblemente en el actual San Pedro de Iguaque.
Según otras versiones, fue convertida en Chía (Luna) para acompañar a Sua (Sol) y como tal era venerada.
Los tunjos son considerados objetos elaborados para ser ofrendados a los dioses, asociados a peticiones hechas por los individuos a través de los sacerdotes, también se ha sugerido que representan a quien hace la ofrenda.
Bochica «Hijo del Cielo» Héroe civilizador, encarnación solar, también conocido como Nemterequeteba o Xué («Señor»)
El mundo había sido creado por Chiminigagua, las tierras eran extremadamente fértiles, la vida resultaba sencilla, los muiscas pasaban el día descansando y dándose la buena vida, cuando no, se enfrentaban por cuestiones menores y poco relevantes; pronto olvidaron a sus dioses.
Entonces, como mensajero de los dioses, Bochica hizo su aparición por el oriente de la sabana de Bogotá.
Cuando Chibchacum indignado por la corrupción existente, desbordó los ríos y produjo el diluvio, los sobrevivientes invocaron a Bochica, éste arrojó su bastón de oro y abrió el cauce a las aguas formando el salto de Tequendama. Luego castigó a Chibchacum obligándolo a sostener la tierra sobre sus hombros.
Descrito como un hombre extranjero dotado de muchos conocimientos, que tenía la barba muy crecida hasta la cintura, los cabellos recogidos con una cinta, vestía una túnica, y llevaba un bastón de oro.
Desde el valle sagrado de Iraca, con el nombre de Idacanzas predicó y enseñó las buenas costumbres a los habitantes de la sabana, les dictó algunos preceptos morales. El civilizador enseñó a sembrar, a fabricar casas, a tejer en algodón y el fique, a cocer el barro y hacer ollas, la manera de calcular el tiempo y determinar las fechas para la siembra y la recolección.
En poco tiempo, los chibchas y Bochica establecieron una cálida amistad, basada en la admiración y el respeto mutuo, Bochica y los chibchas siempre se trataron como pares.
Una tarde, Bochica desapareció caminando sobre el arco iris, pero los chibchas jamás olvidaron sus bondades y enseñanzas. Ocurrió en el pueblo e Iza, donde dejara estampada la huella de su pie, de la cual bebían las mujeres embarazadas para tener buen parto.
Comenzaron a venerarlo como divinidad; y era adorado con diversas ofrendas, especialmente deoro. El templo de Sogamoso dedicado al sol, pasó a ser el centro de su religión y el más privilegiado. Seguían a este en importancia los templos de Bacatá, Guachetá y Guatavita.
Chaquén velaba los linderos de los campos de cultivo. A su cargo además tenía la custodia de los puestos en las procesiones y fiestas y el castigo a los adúlteros fugitivos.
En los primeros meses del año, los muiscas celebraban sus fiestas agrícolas «en las cabas de sus labranzas», esto es, en los límites de los sembrados; se realizaban bajo su protección rituales para lograr buenas cosechas.
Las fiestas de la cosecha alrededor de los lindes de los sembrados eran propiciatorias para la fertilidad agrícola. Así las cuenta Fray Pedro Simón: «En ellas bailaban en grupo y asíanse de las manos hombres con mujeres, haciendo corro y cantando canciones, ya alegres, ya tristes, en que se referían las grandezas de los mayores, pausando todos a una y llevando el compás… al son de unas flautas y fotutos… tenían en medio las múcuras de chicha, de donde iban esforzando a los que cantaban otras indias que estaban dentro del corro, que no se descuidaban de darles de beber. Duraba esto hasta que caían embriagados y tan excitados a la lujuria con el calor del vino, que cada hombre y mujer se juntaba con el primero o primera que encontraba, porque para esto había general licencia en estas fiestas aún con las mujeres de los caciques y nobles». A Chaquén se le ofrecían los adornos de la borrachera y de las fiestas, con toda la plumería que usaban en ellas y en las guerras.
Chibchacum Dios de los orfebres, mercaderes y labradores.
Chibchacum, enojado por la maldad de los seres humanos, mandó un diluvio sobre el altiplano de Bogotá moviendo dos ríos. Esta inundación anegó el valle y mató a la mayor parte de sus habitantes. Bochica se presentó sobre un arco iris y utilizando una vara de oro, logró dar a las aguas una salida al valle del Magdalena, creando el salto de Tequendama.
Bochica, como castigo le hizo cargar la tierra sobre sus hombros, que antes descansaba sobre gigantescos guayacanes , los movimientos sísmicos, terremotos y temblores, se debían a él, se producían cuando se cansaba de llevar la tierra en un hombro y se la pasada al otro.
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